lunes, 10 de enero de 2011

#1

Esta tarde terminé el libro que estaba leyendo desde hace una semana. Bajo otras circunstancias me lo hubiera devorado, pero lo leí a paso tranquilo, pero constante. En una semana de viaje, de reecuentro con amigos, de pérdidas y planteos existenciales, el libro fue un refugio de sabia compañía y satisfacción. Me ayudó a sentirme cuerda, trajo ideas nóveles a una mente aletargada y revivió las ganas de crear.
Ahora son casi las dos de la mañana y me voy a la cama. Tengo otro libro, del genio de Vila Matas, aguardando. Pero todavía estoy sufriendo el síndrome del libro bueno terminado. Ese que deja un vacío indescriptible que hace que duela un poco la panza, ese que nos deja un poco melanco.
Tal vez entonces sea hora de dejar de vivir por cuenta de los otros y empezar a construir la propia historia. Tal vez sea el momento de dejar de ser lector por unas horas del día para ponerme del otro lado. Ese gran paso de la pasividad a la acción. A la creación. Allá vamos...